MARTES, 8 DE NOVIEMBRE DE 2011
pasado pisado
Creo con fervor que las cosas que deseamos suceden. También tengo como certeza que no lo hacen en el momento indicado. Algunos dicen que porque no las deseamos con demasiada intensidad, yo creo que porque el universo, lo que sea, nos hace esperar. Nos quiere mostrar algo. Nos quiere enseñar a ser pacientes. El universo que se te acerca por atrás y te susurra al oído: "todavía no, esperá".
Durante años soñé con tomar un café con él. Es una de las pocas personas que a través de los años me parecen más y más interesantes. Tiene eso que tienen las personas sabias: me atrae desde lo intelectual. Me da envidia la claridad con la que puede pensar. Quiero ser como él o quiero tenerlo cerca o quiero que seamos amigos.
Antes lo miraba con ojos incrédulos, pensaba "Vos no sabés lo bien que nos llevaríamos en otro contexto. Qué bueno sería una tarde cualquiera encontrarte, mirarte y que eso baste para que sepas que somos más que lo que pasa en esta habitación, que sepas que podemos ser amigos".
Dicen los que saben que todo llega, y yo asiento con seguridad. Las cosas que deseamos suceden, a menudo más tarde que temprano.
Hoy soy otra. Me preocupan otras cosas, me duelen muchas menos, soy tanto más feliz.
Hoy me tocó verlo a los ojos. Hoy me tocó que hablásemos como amigos.
Hoy me tocó descubrir que no estuve equivocada todos esos años.
Que lo sigo queriendo, igual que antes, con admiración.
Hoy en un café, una mañana de sol de invierno, nos reímos juntos en un bar.
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